A veces, lo que más necesitamos no es una solución compleja, sino una forma distinta de mirar lo cotidiano.
Si acompañas a una persona con demencia, sabes lo fácil que puede ser perderse… no solo en el espacio, sino también en el tiempo, en la rutina, en los propios recuerdos. Pero también sabes que, con pequeños gestos, es posible volver a conectar. Dar dirección. Ofrecer calma.Hoy quiero hablarte de eso: del wayfinding como un lenguaje silencioso que puede transformar el día a día.

¿Qué es el wayfinding cuando cuidas?
Es ayudar sin imponer. Es orientar sin invadir.
Wayfinding es cuando colocas una foto familiar en la puerta del dormitorio para que sepa que esa es su habitación.
Es cuando dejas la ropa que se va a poner sobre la cama, en el orden exacto, porque sabes que ese pequeño detalle le devuelve autonomía.Wayfinding no es solo señalizar.
Es cuidar desde los sentidos.
Pequeñas acciones con gran impacto
Te comparto algunos ejemplos que han marcado la diferencia en historias reales:
El reloj que volvió a darle sentido a las tardes
Ana, enfermera en un centro de día, colocó un reloj con colores: azul para la mañana, amarillo para la tarde y gris para la noche. Uno de los usuarios, que solía preguntar cada 10 minutos “¿Es de día o de noche?”, dejó de hacerlo. No porque recordara, sino porque ahora entendía.
El sillón que guía sin palabras
Laura cuida de su padre en casa. Cada tarde, después de la siesta, él se perdía en el pasillo. Un día, Laura decidió colocar una lámpara cálida encendida y su sillón favorito en el salón, a la vista desde el pasillo. Desde entonces, él va directo allí. “Es como si el sillón lo llamara”, dice ella.
El menú visual que cambió las comidas
Sofía es terapeuta ocupacional. Propuso a una familia usar imágenes con los platos del día y colocarlas sobre la mesa. La madre, con demencia moderada, volvió a participar en la decisión del menú. “¿Hoy hay lentejas? ¡Bien!” volvió a decir. Un gesto simple. Una conexión recuperada.
Porque no se trata de corregir… sino de acompañar mejor
El wayfinding no es una técnica. Es una forma de mirar.
Una invitación a usar el entorno como herramienta de orientación emocional y práctica. Y sí: con empatía, con paciencia, con creatividad… y con amor.
Si hoy no sabes por dónde empezar…
- Elige una acción cotidiana: vestirse, comer, ir al baño.
- Piensa: ¿qué puedes cambiar en el entorno para hacerla más comprensible?
- Usa imágenes, colores, objetos conocidos, texturas familiares.
Observa. Ajusta. Escucha sin palabras.
Cada pequeño cambio es una nueva oportunidad de conexión.
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